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Cahokia – El Teotihuacán del Mississippi

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea

Cahokia


Cuando los primeros exploradores europeos recorrieron la zona este del actual Estados Unidos, se llevaron una gran sorpresa al encontrarse con montículos gigantescos de tierra fabricados por una civilización antigua y desconocida. Intentaron descifrar el nombre de aquel fascinante lugar, pero incluso los indígenas contemporáneos lo habían olvidado; solo sabían que durante generaciones sus ancestros siempre lo habían llamado: Cahokia. Una metrópolis indígena en el insospechado estado de Illinois.



Cahokia fue el asentamiento urbano más grande e influyente de la cultura del Mississippi, capaz de desarrollar sociedades avanzadas en el centro y el sureste de los Estados Unidos; un proceso que comenzó más de 1000 años antes del contacto con los europeos. De hecho, hoy en día, los Montículos de Cahokia se consideran el sitio arqueológico más grande y complejo al norte de las grandes ciudades precolombinas de México.



La compleja serie de montículos de tierra, resto arqueológico icónico de aquella misteriosa ciudad, fue erigida en el horizonte gracias a un esfuerzo sobrehumano de cientos de trabajadores comprometidos en la excavación y transportación de 1.6 millones de metros cúbicos de tierra usando humildes, pero muy efectivas, cestas tejidas. Alrededor de sus gigantescas colinas artificiales se encontraban grandes plazas ceremoniales altamente planificadas, con casas, caminos y patios trazados que sugieren la finalidad religiosa del lugar, entendido como una central de peregrinación para varios pueblos que se extendían a lo largo del río Mississippi hasta el Golfo de México.




Monks Mound es el montículo más grande y el foco central de la ciudad. Recibió su nombre de la comunidad de monjes trapenses que residieron allí durante un corto tiempo, justo después de que los euroamericanos se establecieran en la zona. Es una enorme estructura con cuatro terrazas, 10 pisos de altura, y es, en definitiva, el montículo de tierra más grande hecho por el hombre al norte de México. La excavación en la parte superior de Monks Mound reveló que allí hubo un gran edificio, probablemente un templo o la residencia del jefe supremo; sin embargo, las dimensiones de estos montes hechos por el hombre no son lo único que sorprende del pueblo Cahokia, sino también su habilidad artística.

Una ilustración de 1882 de Monks Mound


En 1950, el arqueólogo Gregory Perino descubrió un taller de cobre cerca del montículo número 34. El análisis del cobre encontrado durante las excavaciones mostró que había sido recocido, y la figura que más captó la atención de los estudiosos fue la del guerrero halcón u "hombre pájaro", un motivo común en la cultura Mississippi que representa un avatar guerrero, una súplica por una vida larga y una familia saludable, así como el ruego por una larga línea de descendientes. Pero esto no queda allí, otra de las sorpresas del Mississippi que más asombra a los curiosos son varias estructuras circulares de madera que adornan el campo. Similares a los conocidos círculos ingleses de Woodhenge y Stonehenge, los Cahokia Woodhenge ocultan su finalidad real a los expertos; algunos piensan que tenía una mera función decorativa, pero otros ven en ellos un propósito más elevado: un calendario de solsticios y equinoccios se despliega frente a todo aquel que lo mira.



La madera utilizada en los Cahokia Woodhenge era cedro rojo, un material considerado sagrado por muchos grupos nativos norteamericanos y que reafirma el sentido divino que poseían estas estructuras. A partir de las excavaciones de William R. Iseminger en 1985, se dirigieron una serie de excavaciones para completar los círculos desaparecidos. William consiguió terminar la secuencia Woodhenge III, confirmando un nuevo tipo de series y secuencias en el lugar, un hecho que captó la atención de La División de Preservación Histórica de Illinois, autoridad que ahora supervisa el sitio arqueológico de Cahokia y organiza observaciones públicas del amanecer en los equinoccios vernales y otoñales, así como en los solsticios de invierno y verano.



¿Quién diría que al norte de América Latina aún era posible hallar grandes civilizaciones precolombinas? Después de todo no solo Teotihuacán, Tenochtitlán o Machu Pichu resguardan la historia arqueológica de América.




 


Aprende más:

Nuestro libro recomendado es - Cahokia Mounds: America's First City por William Iseminger


Fuentes:

Imágenes:





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