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Franz y Wilhelm

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Pasa, pasa, bienvenido. Tengo algo especial para ti. Creo que este grabado te gustará.



En 1908, Francisco José I, emperador del imperio Austrohúngaro, descendiente de una de las dinastías más antiguas e ilustres de Europa y gobernante de un conglomerado de pueblos tan variados como sus lenguas, recibió en el palacio de Schönbrunn a Wilhelm II, rey de Prusia, káiser del imperio Alemán y por lo tanto gobernante de la herencia cultural del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico.


Tan sólo cuarenta y dos años antes, Prusia había liderado una coalición de estados alemanes en contra del emperador de Austria y lo expulsó, junto con su imperio, de la Confederación Germánica. Casi media década después, en Schönbrunn la reunión de ambos personajes representaba dos visiones opuestas del mundo: La nueva Alemania de Wilhelm –industrial y militarizada- y la antigua de Franz –noble, distinguida, patriarcal-, aunque unidas por una fuerza guerrera y una lengua común.


¿Qué hacían dos antiguos enemigos reunidos? Buena pregunta. Prepararse para la guerra, pero no entre ellos. De hecho, lo hicieron desde que ambos imperios se aliaron en 1882 con un acuerdo que, más adelante, se transformaría en la Triple Alianza con la participación de Italia. Esta alianza sería crucial en el inicio de la Primera Guerra Mundial, arrastrando a los tres imperios a una cruenta guerra contra la Triple Entente, la alianza rival conformada por el Imperio Ruso, la Tercera República Francesa y el Imperio Británico.


La Primera Guerra Mundial fue un conflicto bélico que en gran medida transformó la manera en que se concebía la guerra y la posición del individuo frente a los estados imperiales. Puso en contra al pasado y al futuro: la idea de la guerra heroica contra la terrible realidad de las trincheras, la ligereza de la burguesía de finales del siglo XIX contra el peso de las clases trabajadoras de inicios del siglo XX, la civilización occidental autocomplaciente contra la brutalidad de la que esta misma es capaz.


En este grabado de 1903 de Paul Klee, titulado “Dos hombres se encuentran, cada uno creyendo que el otro es de rango superior”, vemos a dos hombres desnudos que, no portando uniformes, medallas, o insignias, se saludan con profundas reverencias sin poder distinguir quién tiene un rango mayor. Nosotros, sin embargo los podemos distinguir por sus peinados y barbas. A la izquierda, con un puntiagudo bigote se representa al káiser Wilhelm, mientras que a la derecha, con grandes patillas vemos al emperador Franz. Paul Klee se burla de estos dos cabezas de estado y de la deshonestidad de los ritos sociales.


¿Sería esta una premonición de lo inútil que serían las alianzas para mantener la paz en una sociedad enfrascada en competir por símbolos de poder? ¿O hablaría sobre la inutilidad de los ritos de los antiguos imperios, advirtiendo sobre la aterradora realidad que se aproximaba? ¿Qué opinas? ¿Te lo llevas?


Aprende Más:

Fuentes:
  • Bruun, G. (1964). La Europa del siglo XIX, 1815-1914. México: Fondo de Cultura Económica.

  • The Museum of Modern Art. (2019). Paul Klee. Two Men Meet, Each Believing the Other to Be of Higher Rank. Recuperado el 7 de Octubre de 2019, de moma.org: https://www.moma.org/collection/works/62643


 




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