Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea
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Al otro extremo del adagio «ver para creer», hay una parte de la Historia que se debe escuchar para creer. Este es el caso de la música; y en este caso en particular, leer para entender.
Keith Jarrett
Aún no empezaba el concierto del jazzista Keith Jarrett en la ciudad alemana de Colonia y ya era un desastre. El caos comenzó el 24 de enero de 1975 en el edificio de la Ópera de Colonia. Vera Brandes, una estudiante y promotora de medio tiempo de 17 años, organizó el concierto y, para evitar empalmarse con la función de ópera de la noche, le concedieron el impopular horario de las 11:30 pm. Jarrett estaba de gira por Europa y, aunque tocaba cada dos noches para tener tiempo de viajar entre ciudades, programó su presentación en Colonia al día siguiente de su interpretación en Zúrich. Para lograr el traslado sin complicaciones la disquera pidió que se le comprara un vuelo, sin embargo Jarrett cambió el boleto por efectivo y se trasladó los 800 kilómetros en un viejo Renault 4 junto con su productor. Cuando llegó a Colonia no sólo estaba agotado, sino que un grave dolor de espalda lo forzó a usar un corsé médico. Para empeorar la situación, sobre el escenario no encontró el gran piano Bösendorfer 290 Imperial que había pedido sino un Bösendorfer de media cola mucho más pequeño, desafinado, con las octavas superiores e inferiores rotas, las teclas negras del centro sin funcionar y con pedales que se atascaban.
Vera no se había dado cuenta de la confusión porque llegó al mismo tiempo que Keith y él, enfurecido, se negó a tocar. Vera llamó a todas las personas que conocía y que pudieran proporcionarle el piano correcto —como si en cualquier casa se encontrara un piano de $176 mil dólares—. Contra todo pronóstico logró encontrar uno. Le comentó al afinador del auditorio el plan que tenía para trasladarlo en tiempo récord y él le advirtió que era un idea terrible pues acabaría en condiciones peores que el que ya tenían sobre el escenario. Vera le rogó a Jarrett que se presentara con el piano roto pues para ese momento era imposible reembolsarle las entradas a la audiencia. Jarrett aceptó con muy mala gana y el afinador se puso a trabajar contra reloj para poder sacar del piano sonidos decentes. Para calmar al músico y a su productor, Vera hizo una reservación en un restaurante italiano cercano, pero incluso esto salió mal. El camarero tomó mal el pedido y la comida tardó tanto que cuando llegó era momento de volver para prepararse para el concierto. Hambriento y verificando que a pesar del esfuerzo del afinador el instrumento seguía en pésimo estado, Jarrett se volvió a negar a presentarse, pero cuando descubrió que los ingenieros de audio estaban listos para grabarlo pensó que tal vez valdría la pena tocar y por lo menos tener una grabación para él mismo. Esta grabación se convirtió en el álbum de jazz solista más vendido de la Historia, rápidamente se consagró como clásico, acumuló cuatro millones de ventas y, hasta la fecha, sigue siendo el álbum de piano más vendido de todos los tiempos. ¿Qué hace de esta grabación algo tan especial?
Keith Jarrett, The Köln Concert
Para empezar, el concierto fue improvisado desde cero. Keith Jarrett tomó un piano roto y lo usó para tocar música única; imposible de tocar en otro piano. En lugar de ocultar los fallos y evitar tocar las teclas dañadas, utilizó estos defectos y exploró ideas musicales entorno a ellos. Si bien pocos en la audiencia notaron la proeza, el equipo de producción estaba anonadado. La interpretación está dividida en dos partes, la primera sin subdivisiones y la segunda partida en tres. Jarrett empezó con cuatro notas y algo renuente, para escuchar bien lo que iba a recibir del instrumento; a partir de ahí fue construyendo fraseos más complejos sobre los cuales desarrolló variaciones e ideas nuevas. Un muy buen ejemplo es lo audible que son los pedales rotos en la segunda parte del disco. En lugar de evitarlos, realzó su cualidad percutiva. Aunque el piano no era, por decirlo suavemente, del agrado de Jarret, él logró crear una serie de atmósferas únicas en una situación más que negativa. Aún para los que no poseemos un oído absoluto capaz de distinguir y señalar con precisión cada tono o no somos expertos del piano, sí podemos apreciar la proeza y la facilidad con la que nos transporta con su música a paisajes sonoros inexplorados.
Keith Jarrett, The Köln Concert
«The Köln Concert» comenzó como un desastre condenado a empeorar, pero gracias a la sensibilidad musical y habilidad para improvisar de Keith Jarrett se convirtió en un momento irrepetible que por casualidad —o fortuna— quedó grabado para cualquiera que quiera escucharlo. Conocer su historia es la diferencia entre entender o no lo que suena realmente. Así se aprecia el color de la interpretación y se descubre la belleza de un momento único.
Si usted, apreciado lector, cree que el mundo debe experimentarse con la misma curiosidad con la que un buen músico saca lo mejor de cualquier situación con preparación, lo invito a que abrace esa actitud. Si tiene un viaje en puerta, es la oportunidad ideal para comenzar y nos gustaría ayudarlo a colorear al máximo su experiencia. No vaya sin saber, como en el caso de «The Köln Concert», conocer previamente la historia del lugar que visitará hará toda la diferencia. Dé clic aquí y descubra cómo podemos ayudarlo.
Que la falta de curiosidad no decolore su mundo, querido lector.
Aprende más:
Keith Jarrett – The Köln Concert
Fuentes:
Fordham, John. 2011. 50 great moments in jazz: Keith Jarrett's The Köln Concert. 31 de enero. Último acceso: 11 de julio de 2024. https://www.theguardian.com/music/musicblog/2011/jan/31/50-great-moments-jazz-keith-jarrett.
Waring, Charles. 2024. The Köln Concert’: How Keith Jarrett Defied The Odds To Record His Masterpiece. 24 de enero. Último acceso: 11 de julio de 2024. https://www.udiscovermusic.com/stories/koln-concert-keith-jarrett/.
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