25 may 20213 Min. de lectura

La Cuadriga Triunfal

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea

Cuadriga Triunfal original, interior de Basílica de San Marcos, Venecia

Era el año 1203 d.C y las fuerzas cruzadas se encontraban frente a las murallas de la mítica e imperial Constantinopla. Por siglos la capital bizantina había ejercido gran poder político, religioso y económico en las costas orientales del mar Mediterráneo; sin embargo, parecía que su incuestionable potestad languidecía y era desafiada por la pequeña, pero influyente, República marítima veneciana, ciudad-estado ávida de riquezas que buscaba extender sus dominios comerciales más allá de sus propias aguas en el Adriático.

La cuarta cruzada, también conocida como la Cruzada veneciana o Cruzada mercantil, fue una herramienta militar aprovechada por el dogo (gobernante de Venecia) Enrico Dandolo en favor de sus aspiraciones político-económicas. La conformación de este ejército confesional fue un verdadero reto para los reinos europeos occidentales, y lo mismo significó conseguir organizar su transportación; no obstante, Enrico Dandolo proveyó una eficiente, aunque costosa solución, es decir, a cambio de 85,000 marcos de plata se trasladaría por barco a 33,500 cruzados y 4,500 caballos hasta Egipto. Las cuentas eran exactas, y al ver que el día de la partida se contaba con menos tripulantes de los acordados, el dogo decidió no zarpar; miles de cruzados quedaron varados en la isla de San Nicolás de Lido durante aquel verano de 1202.

Al poco tiempo, el dogo Enrico Dandolo decidió ajustar cuentas mediante un ingenioso trueque que obligaba a las tropas cristianas a reconquistar la ciudad de Zara (actual Croacia) en nombre de Venecia. A pesar de una clara negativa papal, la ciudad de Zara fue conquistada el 24 de noviembre de 1202 y esta misma victoria llamó la atención del entonces pretendiente al trono bizantino Alejo IV, quien, a cambio de ayudarle a recuperar su trono, ofreció dinero, provisiones y un contingente de 10,000 soldados para emprender la conquista de Egipto. Aceptando tan generosa oferta, los cruzados emprendieron camino hacia Constantinopla y llevaron acabo un primer asedio el 18 de julio de 1203, tras el cual consiguieron que Alejo IV fuese nombrado co-emperador junto con su padre Isaac II.

A pesar de tan decisiva victoria, la muerte de Isaac II y el abrupto asesinato de Alejo IV en manos de Alejo Ducas, posteriormente conocido como emperador Alejo V Ducas, significó el incumplimiento de todo lo prometido a la Cruzada veneciana; hecho que desencadenó un segundo asedio cruzado a Constantinopla en 1204 y del cual hoy contamos con una Cuadriga Triunfal en la basílica veneciana de San Marcos para recordarle. Este conjunto de estatuas de bronce de cuatro caballos estuvo expuesto durante siglos en el gran Hipódromo de Constantinopla y al ser este último destruido durante el asedio cruzado, el dogo Enrico Dandolo decidió conservar la cuadriga e instalarla en la fachada de la tan afamada basílica a manera de representar el poder que había adquirido Venecia sobre el oriente en pleno siglo XIII.

Desde Constantinopla hasta Venecia, pasando por un breve momento en la Francia del siglo XIX para adornar el Arco de triunfo del Carrusel de París, la Cuadriga Triunfal es hoy una pieza histórica que nos permite traslucir ciertas reconfiguraciones que tuvo el poder en Europa y la zona mediterránea.

¿A caso hoy en día logramos identificar piezas clave que evoquen la evolución histórica de nuestro entorno?

Conquista de Constantinopla por los cruzados en 1204

David Aubert (1449-79) - miniatura del siglo XV.

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